martes, 3 de marzo de 2009

DE LA CULPABILIDAD EN GENERAL

En estos días he estado pensando en todo lo que Dios y la vida me ha brindado y en lo afortunada que soy. He pensando en eso, porque la desgracia se ha acercado demasiado a mi puerta y eso ha motivado que esas preocupaciones existenciales salgan a flote.

El caso es que siempre que me sucedía algo feliz, alguien, invariablemente sacaba a flote un tema triste, de alguna manera para hacernos sentir tristes o para aumentar nuestra culpa. El mensaje era “siéntete culpable por estar tan feliz cuando alguien está triste”.

El primer caso oscila alrededor de la comida. Ante ti, está un delicioso plato lleno de comida deliciosa. Cuando te has alistado para comer y disfrutar, alguien, como si fuera un fantasma, suelta un doloroso suspiro y dice “Ayyyyyy, nosotros acá comiendo y pensar que hay niños en África que no tienen que comer”. Esta frase cae como una bomba en medio de la comida, todos ponen ojos tristes, y empiezan a comer, más no a disfrutar. No se podría disfrutar la comida luego de semejante frase, porque la culpa no nos deja, y realmente no tenemos derecho a tanta felicidad. El problema es que ni disfrutamos la comida, ni podemos enviársela a los niños del África.

Luego sigue el momento de la ropa. Si nunca, pero nunca, te das un gusto en el vestir, y un día ves un precioso vestido o unos zapatos espectaculares.. y ya vas sacando la tarjeta para pagar, llega ese “buen samaritano” y dice “Wow, con todo ese dinero, se podría comprar mucha ropa para los pobres”. Es obvio que luego, al ponerte ese vestido, pensarás en los pobres y en lo malvado que eres, al usar algo que podría servirle a un pobre.

Lo malo, es que de tanto escuchar esas frases, ya quedan grabadas en el subconsciente. Un ejemplo, cuando estás solo y quieres comerte un helado, ya automáticamente piensas “y los niños de África?”, eso basta para que no disfrutes tu helado. Cuánto daño ha hecho los buenos samaritanos que nos han impedido disfrutar tranquilamente de aquello a lo que tenemos derechos.

Y no se trata de indolencia. Porque estoy de acuerdo con muchas campañas para ayudar a los más necesitados. Por eso se debe dar aportaciones de alimentos y comidas cuando se necesitan. Pero, ¿realmente es saludable para nuestra salud mental, no poder disfrutar de una buena comida sin torturarnos con la culpa de tener algo que los demás no tienen? O la pregunta sería, torturarnos al comer, ¿realmente ayuda a los que no tienen que comer? .

La última pregunta sería, esos buenos samaritanos, ¿lo hacen con buena intención? ¿Sinceramente están pensando en los niños de África o en los pobres? ¿O es acaso la envidia de ver que los demás están disfrutando, lo que hace que traten de disminuir la felicidad, arrojando un baldado de agua fría y de tristeza?

Ahora que lo pienso, no era una sola pregunta XD


Hasta la próxima ^_^

2 comentarios:

A.- dijo...

Yo sinceramente pienso que esos samaritanos lo dicen por pura envidia porque, honestamente, que no te compres un helado no hará que un niño de áfrica reciba comida...porque no funciona así. Simplemente hay que dejar de sentirse culpable, porque si no, terminaríamos todos desnudos y viviendo al aire libre. Por lo tanto, tampoco se podría colaborar más con las instituciones que ofrecen ayuda a los niños de áfrica o a la gente necesitada.
Un poco rara mi conclusión...pero de alguna forma creo que es cierta.

Claro, hay que admitir que a veces uno sí se siente culpable por ciertas cosas, pero creo que esas son las que uno ha realizado de una manera indirecta o directa.

¿Has probado hacerles a estos samaritanos lo mismo que ellos hacen? solo para ver cómo reaccionan y burlarte un poquito de lo absurdos que son.

Un abrazo!

Melany Garcés dijo...

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